domingo, 1 de junio de 2014

El concepto de Topofilia entendido como Teoría del Lugar


Análisis Reflexivo:

Sin duda  alguna es un tema de gran trascendencia para la humanidad porque explica claramente la teoría del lugar en la que todos formamos parte de un todo y que dicha relación influye en los principales problemas del mundo pero dándole trato especial a lo que acontece en América latina que todos conocemos como la  concentración de pobreza, el desequilibrio socio- espacial, la injusticia social y el deterioro  ambiental son pruebas de que no hay un proyecto en donde se reduzca el impacto de las actividades humanas o de producción en el medio ambiente en el que vivimos y al que pertenecemos.
La teoría del lugar no pretende confundirnos ni ser considerada la única que puede explicar esta problemática sino ser el medio a través del cual  se pretende esclarecer esa íntima  relación entre ser y estar.

Entiendo por lo que se refiere yi-fu-tuan, que los seres humanos desarrollan una relación emotiva y afectiva (sentimental), que se adhieren a los lugares de los cuales se sienten identificados creando sentido de pertenencia. Pero si nos remitimos exclusivamente a nuestra relación con el espacio habitado Estaríamos en una simple Relación emocional desde un plano Psicológico sino que se remonta a una Dimensión Ontológica de nuestro ser en el mundo

La Topofilia trasciende cualquier juicio de valor sobre un escenario que vacio espera la carga emocional para dotarse de sentido, es decir ser habitado por seres humanos.

Ejemplo de ello es La vivienda digna desde ejercicio un social es necesario, establecer una clara diferenciación en las políticas en la materia entre ocupar un espacio, es decir, el estado y habitar un lugar.

El espacio del habitar da cuenta del propio “decir del ser humano” “somos habitando”, ya que ésta, y no otra, es nuestra específica condición de ser en el mundo y, por lo mismo, de mostrarnos como seres espaciales y, sobre todo, “espaciantes” se refiere a la significación que le damos al espacio

Surge el espacio humano como, un proporcionador de sentido donde a la vez que orientarnos nuestro andar, establecemos las direcciones y orientaciones definiendo nuestra propia forma de ser a través de éstas. Es aquí donde tomamos conciencia de nuestro propio ser-espacial.

Formamos entonces, una concepción identitaria que marca nuestra específica diferencia ejemplos de ello sería latinos europeos, asiáticos entre otros.

De igual manera el medio o espacio determina las características o rasgos distintivos propios de su espacialidad, los esquimales, los dominicanos, los chinos, los africanos. Implica que nos encontramos con nosotros mismos, nos encontramos y, de hecho nos autoafirmamos, en relación con los demás.

Nuestro sentido de pertenencia, no es que en sentido estricto estemos “adscritos a un lugar” sino a una determinada idea de mundo a través de él.

El hombre es, espacial; lo cual significa que éste se define a sí mismo como un ser espaciante: el que “espacía”, el que habitando “abre” el espacio.

Partiendo de la etología, encargada de analizar los modos de estar o de comportarse del ser humano es siempre espacial, en tanto supone una particular forma de relación con el entorno.  Comprendiendo esta “espacialidad” como una manera “social” de ser portarse-con el medio; por un lado su significado al de costumbre, hábito y comportamiento y, por otro, al de morada, resguardo, cueva o guarida.

El modo de ser y el modo  de estar el primero se refiere a uno y u a otra persona en su aspecto psicológico la segunda con el de comportarse con el lugar o en un lugar determinado de ámbito individual y colectivo en una sociedad: barrio, continente u país.

Los seres humanos somos seres de camino; o lo que es lo mismo, “seres de sentido”, en esa  movilidad nace la expresión de nuestra existencia lo que constituye nuestro ser más propio, siendo la base de nuestra propia espacialidad.

El sentido de identidad; de hecho, nos lleva al sentido de Pertenencia o apego a un lugar o contexto determinado donde se ha depositado una carga emocional, es decir, un sentimiento hacia dicho espacio. También partiendo de una espacialidad, Sea cultural, social, económico, político que nos da un determinado sentido de grupo o de colectividad en cuanto tal.

El topos del cual hablamos, cuando nos referimos al espacio del habitar, supone, en tanto “espacio habitado” o “lugar de significación”, es una simbiosis que nos define esta  filiación, como “seres espaciantes.” Y con una perspectiva ontológica.

En este sentido la mundanización del ser humano que supone el acto de Habitar implica ejercer un cuidado y un cultivo por ese mundo que de tal o cual forma lo habrá de mostrar en propiedad; la esencia de aquello que hace que desde lo que somos en tanto humanos nos relacionemos de una u otra forma con el mundo a través de él; de esta forma recalcamos que “no entramos en relación con el espacio sino con el otro y con el mundo a través de él”.


Coincido que la Topofilia debe ser entendida de tal suerte como una ciencia: la ciencia del habitar.

El mundo es abierto por la habitación del ser humano en él y al mismo tiempo, un “lugar de acción” y, de tal forma, de sentido y significación; provocadora de la realización del ser humano mostrando las diversa formas de habitar un espacio y del propio carácter humano y que de la relaciones entre su iguales y el espacio nace un espacio político: al parecer característica primera y fundamental de la espacialidad humana.


 Autor: Lic. Ramón Santiago Uribe Aguasvivas

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